El Tajin

LA CASA DEL TRUENO

Pieza para sonidos electronicos en tiempo diferido. Pice for electronic sounds. /Piece pour sons électroniques en temp différé.

Pedro Castillo Lara México 2012

Duración 7 min.

Notas de programa:

Llovía a torrentes y la tempestad rugía sobre la cueva durante muchos días y muchas noches y había veces en que los ríos Huitizilac y el de las mariposas, Papaloapan, se desbordaban cubriendo de agua y limo las riberas y causando inmensos desastres. Y cuanto más arrastraban los cueros mayor era el ruido que producían los torrentes y cuanto más se golpeaba el
gran tambor ceremonial, mayor era el ruido de los truenos cuanto más relámpagos significaba mayor número de flechas incendiarias.

Pasaron los siglos...

Y un día arribaron al lugar grupos de gentes ataviadas de un modo singular, trayendo consigo otras costumbres, y otras leyes y otras religiones.

 

Se decían venidos de otras tierras allende el gran mar de turquesas (Golfo de México) y tanto hombres, como mujeres y niños, tenían la característica de estar siempre sonriendo como si fueran los seres más
felices de la tierra y tal vez esa alegría se debía a que después de haber sufrido mil penurias en las aguas borrascosas de un mar en convulsión habían
por fin llegado a las costas tropicales, donde había de todo, así frutos como animales de caza, agua y clima hermoso.

Se asentaron en ese lugar al que dieron por nombre, en su lengua Totonacan y ellos mismos se dijeron totonacas.

Pero los sacerdotes, los siete sacerdotes de la caverna del trueno no estuvieron conformes con aquella invasión de los extranjeros que traían consigo una gran cultura y se fueron a la cueva a producir truenos,
relámpagos, rayos y lluvias y torrenciales aguaceros con el fin de amendrentarlos.

Llovió mucho y durante varios días y sus noches, hasta que alguien se dio cuenta de que esas tempestades las provocaban los siete hechiceros, los siete sacerdotes de la caverna de los truenos.

No siendo amigos de la violencia, los totonacas los embarcaron en un pequeño bajel y dotándoles de provisiones y agua los lanzaron al mar de las turquesas en donde se perdieron para siempre.

 

Piece for electronic sounds in delayed time. Pice for electronic sounds. / Piece pour sons électroniques en temp différé.

Pedro Castillo Lara Mexico 2012

Duration 7 min.

Program Notes:

It rained in torrents and the storm roared over the cave for many days and nights and there were times when the Huitizilac and the Papaloapan rivers overflowed, covering the banks with water and silt and causing immense disasters. And the more they dragged the hides, the greater the noise produced by the torrents and the more the
great ceremonial drum, the greater the noise of the thunder the more lightning meant the greater number of incendiary arrows.

Centuries passed ...

And one day groups of people dressed in a unique way arrived at the place, bringing with them other customs, and other laws and other religions.

 

They said they came from other lands beyond the great turquoise sea (Gulf of Mexico) and both men, women and children, had the characteristic of always smiling as if they were the most
happy on earth and perhaps that joy was due to the fact that after having suffered a thousand hardships in the stormy waters of a sea in turmoil they had
finally reached the tropical coasts, where there was everything, as well as fruits, game animals, water and beautiful weather.

They settled in that place they gave by name, in their Totonacan language and they called themselves Totonac.

But the priests, the seven priests of the cavern of thunder were not satisfied with that invasion of foreigners who brought with them a great culture and they went to the cave to produce thunder,
lightning, thunderbolts and rains and torrential downpours in order to amend them.

It rained a lot and for several days and nights, until someone realized that those storms were caused by the seven sorcerers, the seven priests of the cavern of thunder.

Not being friends of violence, the Totonacs embarked them in a small vessel and, providing them with provisions and water, threw them into the turquoise sea where they were lost forever.

 

 

Pedro Castillo Lara